miércoles, 3 de junio de 2009

LIBROS - Notas sobre una vida, de Eleanor Coppola: El alma bajo una familia


Advertencia al cinéfilo: en principio el libro de Eleanor Coppola, Notas sobre una vida, no pretende revelar desde el privilegio íntimo del lecho matrimonial, el backstage de la vida pública de Francis Ford Coppola, nombre notable de una generación de directores que redefinió a finales del siglo XX el molde narrativo del cine en los EE.UU. Más bien se trata de recortes del diario que la esposa del director ha llevado a lo largo de sus 45 años de matrimonio; apuntes de una mujer (una más) que eligió relegar sus empeños personales para ocupar el rol materno, pero que aun lamenta con culpa esa postergación. Sus notas registran el constante cruce entre los esfuerzos de una artista por defender su espacio creativo y lo cotidiano del papel que ha asumido en la estructura familiar. Hasta su unión con Coppola en 1963, cuando este era apenas un director promisorio, Eleanor era una típica joven de post guerra con estudios en arte, cuyas ilusiones de una carrera independiente fueron relegadas por la llegada de Gio, su primer hijo. Pero si el inesperado nacimiento la sumió en los pormenores de la vida doméstica, fue la trágica muerte del primogénito, 23 años después, la que consiguió ponerle palabras a la frustración contenida. Como una letanía, el recuerdo de esa pérdida no sólo volverá con insistencia, sino que se convertirá para ella en una emotiva fuente de inspiración.
Sin embargo Eleanor no deja de ser funcional a las necesidades de los otros, llegando a filmar documentales sobre películas de su marido y de su hija Sofía por expreso pedido de ellos. (El notable Hearts of darkness, que registra el agitado rodaje de Apocalipsis now, se cuenta entre estos trabajos). Es el retrato de una mujer que se sabe a la sombra de la imagen pública no sólo de su esposo -que se multiplica en decenas de referencias-, sino de toda la familia, incluida su hija menor. En ella encontrará reflejo para sus dos mitades: el orgullo de la madre complacida, pero también los celos infantiles de la mujer que ve como es otra la que cumple su sueño de artista con luz propia.
Con naturalidad, Eleanor expone su mundo interno conciente de que el lector fisgón imagina en ella el elemento conductor para saciar su avidez, ansioso por dar con algún pasaje que revele la intimidad o la obra de su popular familia. Una anécdota lo confirma. Cuando en 1975 ella organiza un happening, no duda en montarlo en su misma casa, aun cuando sabe que el público estará menos atento a su propuesta artística que a explorar la mansión en donde Francis Ford Coppola guarda los Oscars de El Padrino I y II.
Pero si Notas sobre una vida no es un libro de anécdotas y chismes de Hollywood, tampoco dejará sin ese material a quién lo busque. Las referencias a Eastwood, Brando, Spielberg, De Niro están ahí, signadas por un tono de cotidianeidad que descompone los nombres luminosos en los simples detalles humanos de lo que se oculta detrás. Pero ante todo, las páginas de su diario son para Eleanor Coppola una herramienta que le permite hablar de sus dolores, decepciones y temores más profundos: la vejez, la soledad, la resignación, la muerte. Pero también se trata de aquello que más ama y la ha sostenido: los hijos, los amigos, la familia; su marido y esa gran obra de la que ella es testigo. La paradoja es que en ellos también encarna el lado oscuro de su propia imagen en construcción. Ésa constante dualidad recorre las páginas de este diario, plagado también de obsesivas descripciones que se parecen demasiado a las indicaciones de un guión cinematográfico por momentos excesivo.



Artículo publicado originalmente en revista Ñ.

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