sábado, 29 de enero de 2011

CINE - El ayuno, de Dennis Smith: La vida con humor, en clave de mujer

Es posible que el gran aporte a la escena cinematográfi- ca nacional durante la última década haya sido la aparición de los espacios no convenciona- les para su exhibición. Estos canteros, en los cuales el cine más independiente y marginal ha comenzado a florecer, tienen por objeto ofrecer nuevas opciones a un público más amplio y curioso. Bajo ese lema, un grupo disperso y heterogéneo de artistas comenzó a exhibir sus propias películas, más allá de un circuito comercial demasiado pendiente de las especulaciones de costos y beneficios. El director de cine y teatro Dennis Smith es ya un hombre con experiencia dentro de ese grupo. Tras haber estrenado de este modo Roud Muvi, su primera película (codirigida junto a Alejandro Welsh), repite la fórmula con su nuevo trabajo, El ayuno. La película se proyectará desde mañana y todos los domingos a las 20:30, en El Camarín de las Musas.
El ayuno aborda con habilidad un universo femenino retratado con un sentido del humor que esconde su filo entre los pliegues de la farsa y el costumbrismo. La historia reúne a siete mujeres ligadas por un vínculo familiar, pero también por los elementos que pueden tener en común dos personas desconocidas de cualquier parte del mundo. Hay un par de hermanas con sus madres, concuñadas entre sí, y una empleada doméstica paraguaya. Todas se juntan a esperar a la abuela de las cuatro chicas, madre de una de las mujeres y suegra de la otra, que reside hace tiempo en un geriátrico. En esa constelación femenina será posible reconocer casi a cualquier mujer. Una de ellas es una maníaca depresiva, abrumada por la ya lejana muerte de su padre. La otra es una mitómana hipocondríaca, que juega de manera compulsiva con la culpa de los otros. Una adolescente que confunde un embarazo prematuro con la dicha y una conductora de televisión que parece haber olvidado lo que es vivir; otra, atribulada, vive con la misma culpa su noviazgo y el deseo de amar libremente; y una última, que apenas puede cargar su imposibilidad de ser madre, integran los dos pares de hermanas que son primas entre sí. El grupo lo completa la chica paraguaya, a quien una hija que no ve hace ocho años acaba de hacer abuela. Con ellas puede trazarse una línea de tiempo sobre la cual se extienden las diferentes etapas en la vida de una mujer, de la pubertad a la madurez.
La gran virtud de El ayuno es haber construido un ámbito en el que esa espera no sólo es posible sino verosímil, a partir de un conjunto de actuaciones precisas que redondean un gran trabajo de elenco. Y el humor, que se permite jugar con un abanico que va de la ternura a lo más negro, sin ceder a la tentación de simplificar. El ayuno comparte ese código y el costumbrismo lúcido que hicieron de Esperando la carroza (la original) un inesperado clásico del cine nacional. Sólo que aquí Mamá Cora es hábilmente aludida. Tal vez El ayuno no llegue a compartir ese olimpo, pero sin dudas es una grata invitación a ver cine, en este caso en El Camarín de las Musas, en Mario Bravo 960. La entrada general tiene un valor de $ 10.


Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.

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