miércoles, 5 de enero de 2011

LIBROS - Nueva versión de Huckleberry Finn: A Mark Twain le borraron los negros

La noticia dice más o menos así. El estadounidense Alan Gribben, profesor de Lengua, es responsable de una nueva edición de Las aventuras de Huckleberry Finn, que Mark Twain escribió hace más de 120 años. El libro cuenta la historia de un chico de clase baja del sur norteamericano, que maltratado por su padre decide huir remontando el Río Mississippi junto a su amigo, el negro Jim, un esclavo que también tiene motivos de sobra para andar escapando. Lo curioso de esta nueva versión es que omitirá el uso de términos despectivos, como “nigger” –utilizado para designar a las personas afroamericanas– o “injun” –que refiere a los indios norteamericanos–. Ambas palabras serán remplazadas respectivamente por “esclavo” e “indio”, sustantivos libres de toda connotación peyorativa. La sustitución fue justificada con la excusa de hacer que el libro se vuelva accesible para aquellos lectores potenciales que pudieran sentirse ofendidos por el original.
Lo más fácil para continuar este artículo sería decir que esta noticia suma un nuevo argumento en contra de los profesores de Lengua. Sin embargo, tal vez sea más productivo verlo de modo práctico y, de paso, también menos ofensivo. Por ejemplo, buscar algún otro caso pasible de ser reeditado de forma políticamente correcta. Sin ir demasiado lejos, podemos citar al gran escritor argentino del siglo XIX, Domingo Sarmiento, hoy criticado con justicia por sus posturas más bien contrarias a la integración de las culturas originales en la Argentina y promotor de la implantación a sangre y fuego de la civilización, allí donde los libros (y las armas) pudieran llevarla. Si le tocara al profesor Gribben ser responsable de una nueva edición de Facundo, civilización y barbarie, ante la ausencia de un término que pudiera suplir el uso que se hace de la palabra “barbarie”, el libro sería rebautizado simplemente como Civilización. La variante resulta a todas luces una mejora invalorable, en virtud de que dilucida la falsa disyuntiva del título original. Además, es un hecho que esto haría que los descendientes de mapuches, tobas, ranqueles y otras etnias diezmadas en nombre del progreso, se convirtieran en fervientes sarmientinos.
Sin dudas Mark Twain, gran cultor de la ironía y la incorrección política, se debe estar riendo de lo lindo con el gran chiste del profesor Gribben. A su salud, entonces.


Artículo publicado en la sección Cultura del diario Tiempo Argentino.

No hay comentarios.: