jueves, 15 de septiembre de 2011

CINE - Festival de Cine de Río Negro: cartoneros, árboles y Batatos.

Para el desprevenido que no levante la vista para ver el horizonte blanco e irregular de los cerros, más allá de los primeros bosquecitos, Bariloche puede ser Villa Gesell, como en la última X Men. La ciudad que recibe una vez más al Festival de Cine y Video Río Negro Proyecta aparece gris, con sus veredas alfombradas por esa arenita mutante que geología y viento se empecinan en amontonar a este lado de la cordillera. Aun así no pierde su encanto y los responsables del Festival acertaron en mantener la sede aquí: es ahora, en las malas, cuando la perla de la provincia necesita más ayuda que nunca. Esos fueron los motivos que esgrimió el Sub Secretario de Cultura de Río Negro, Amadeo Gentili, para soportar la decisión política de realizar esta tercera edición en Bariloche.
La apertura del Festival se realizó el martes con la proyección de Escondidos al oeste del Pichi Leufu, de Natalia Cano, que combina de manera despareja documental y ficción, para contar la historia de la conquista del desierto desde sus víctimas. Su mayor mérito reside ahí, en la decisión de hacerlo a partir de los sobrevivientes de aquellos pueblos que fueron “civilizados” a fuerza de masacre y cautiverio.
Ayer se realizó la presentación de la Competencia Nacional de Cortos, donde los realizadores convocados coincidieron en resaltar la poca difusión que tiene el formato, poniendo el acento en el incumplimiento de la Ley del Cine. La misma determina que todas las funciones comerciales deben incluir la presentación de un corto antes de la proyección de la película principal. Una irregularidadlos que los propios espacios INCAA se encuentran en camino de resolver a la brevedad, pero que nace sobre todo de las dificultades técnicas de su implementación.
También comenzó la Competencia Nacional de Largometrajes, con la proyección de varias películas. En primer lugar de Yatasto, documental de Hermes Paralluelo, bien recibida en la última edición del BAFICI, donde a partir del simple dispositivo de montar la cámara fija sobre el carro de una familia de cartoneros de la ciudad de Córdoba, se ubica al espectador en un lugar de privilegio para conocer en primera persona una realidad dura, pero no exenta de una ternura complejamente humana. La peli de Batato, por su parte, consigue un retrato de infrecuente profundidad del mítico clown y poeta Batato Barea, a partir del material rodado antes de la muerte del artista por el músico y performer Peter Pank, uno de los directores, junto con Goyo Anchou. Finalmente Las Acacias, de Pablo Georgelli, premiada este año en Cannes, completó el trío de películas en competencia.

Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.

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