jueves, 12 de enero de 2012

DISCOS - Velvet Underground contra Apple Inc: The fight for the banana


La noticia es seria: “La banda neoyorquina Velvet Underground inició acciones legales para evitar que la banana diseñada por Andy Warhol para ilustrar la portada de su primer álbum sea usada para productos de Apple, como fundas y mochilas para iPads y iPhones.” Eso es lo que dice el cable, la noticia fría. Sin embargo hay detalles que no pueden dejar de comentarse y preguntas que deben ser hechas. En caliente.
En primer lugar, ¿por qué Apple Inc., que es la empresa fundada por Steve Jobs y cuyo logotipo es una manzanita multicolor, querría apoderarse de la Banana que Lou Reed y los suyos reclaman en exclusividad? Y luego, ¿qué tendrá la Banana de Warhol para ser tan preciada? Que la famosa ilustración venga acompañada con la frase “Pélala despacio y verás”, aporta más dudas que certezas.
Pero el propio Lou Reed tiene una explicación para todo este embrollo: él dice que la Banana de Warhol se encuentra tan identificada con ellos (la Velvet Underground), que de algún modo se ha vuelto parte de la banda. O la banda parte de ella, podría pensarse, aunque en los juegos de palabras, a diferencia de lo que ocurre en matemática, el orden de los factores puede alterar notablemente el producto.
Lo cierto es que Apple Inc. quiere adueñarse del plátano más famoso a como dé lugar, para vender más iPods, iPads y iChots. Con el agravante de que todo el asunto se haría
con el consentimiento de la Fundación Warhol. La cosa se pone peor si se tiene en cuenta que la empresita de Jobs ya tiene antecedentes en eso de arrancarle frutas al árbol del vecino, sobre todo si el vecino es rockero. Basta recordar que Apple Corps. es la compañía discográfica fundada por los Beatles en 1968 para editar su propio material (cuyo logo era una manzanita verde), y que ambas Apples mantuvieron varios enfrentamientos legales a partir de esa “coincidencia” en los nombres e intereses de las empresas, que siempre acabaron con Jobs y su ejército de nerds con la cola entre las patas.
Es evidente que Apple Inc. tiene un problema con las frutas, aunque si se lo piensa mejor, lo que tiene es un problema con los límites. No hace falta decir que Apple y Jobs (igual que Bill Gates y Microsoft) han sido siempre fervorosos defensores de los derechos de autor, las regalías y el software de códigos cerrados, y que nunca han dudado en hacer valer tales potestades cuando es a su favor. Pero parece que cuando es al revés siempre acaban perdiendo el juicio.
Lo más notable es que este señor, Steve Jobs, se haya convertido de la noche a la mañana (aunque hay que aclarar que se trata de la noche a la mañana en que se murió, un dato no menor) en el nuevo gurú de la buena onda, apoyado en un discurso cargado de diatribas como “¡Hazlo!” “¡No te detengas!” “¡El mundo puede ser tuyo!”, más propias de Claudio María Domínguez que del hombre que no se privó de sacarle el jugo hasta al último de los tornillos de sus productos. Pero entonces, ¿está mal inventarse un currito y ser exitoso con él? Uno debería aquí responder que no, aunque no sin reservas. El problema es cuando uno, no conforme con ser exitoso vendiendo manzanas, pretende además echar mano de la Banana ajena.
Desde aquí nos solidarizamos con la causa de Lou Reed y los suyos, que es en definitiva la causa del rock, sin caer en la necedad de negar que de este lado también hay un negocio, pero que nos cae más simpático, porque nos hace sentir uno más y no uno menos. Por eso decimos: la Banana es nuestra y no se negocia. ¿O sí?


Columna publicada originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.

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