jueves, 21 de junio de 2012

TELEVISIÓN - Mientras los otros duermen, un programa de Sergio Bellotti: Los oficios terrestres

La noche es fascinante, no caben dudas. Tierra de seducciones siempre inesperadas, es el lugar de donde vienen los sueños pero donde habitan también las pesadillas. Desde su origen, la humanidad ha encontrado ahí un espacio ideal en el cual depositar sus fantasías y no hay lugar donde la esencia de lo humano se manifieste con tanta claridad. Mientras el resto del mundo se detiene casi por completo, una compleja maquinaria de tracción a sangre se esfuerza en contra de la naturaleza para sostener la ilusión de que todo sigue igual, en movimiento. Es la responsabilidad de quienes trabajan Mientras los otros duermen. Ese es justamente el nombre del programa de televisión dirigido por el cineasta Sergio Bellotti que, con esa fascinación por lo nocturno como motor, se encarga de trazar una serie de retratos de aquellos que eligen o deben trabajar y vivir a contraturno del mundo, para sostener la ilusión kinética que los demás necesitamos para seguir viviendo tranquilos.
Dividido en cuatro capítulos que se emiten por Canal Encuentro, Mientras los otros duermen se permite una mirada sobre algunos oficios nocturnos, para intentar reflejar las dificultades que ellos implican, pero también la pasión con que los realizan quienes están a cargo de ellos: curas, maquinistas ferroviarios, agricultores, costureras, periodistas. La empleada de un albergue transitorio. “El programa se llamó en principio Oficios nocturnos, pero después elegimos Mientras los otros duermen. Pensamos también en Mientras los demás duermen, pero era un título que nos pareció demasiado Hemingway”, dice Bellotti, sabiendo que la decisión ha sido la correcta. “Me interesaba el tema porque yo trabajé en la noche. Ya no lo hago, pero lo hice mucho tiempo: en el cine publicitario la noche es un espacio importantísimo. Ahí empecé a descubrir la noche verdadera, porque si salís o vas a un boliche, salvo que tomes un taxi, ese mundo que tratamos de retratar en la serie no lo ves nunca. O lo ves como un espectador muy tangencial”, completa el director. Consciente de que el factor humano es fundamental para hacer un programa como Mientras los otros duermen, Bellotti afirma que fue necesario “un casting de humanidad”, aunque sabe “que a partir de la saturación que hay de los medios, la gente se encuentra naturalmente predispuesta a trabajar con una cámara. Porque aunque nunca hayan estado en televisión, la experiencia de la cámara ya la tienen”.

-Como si el devenir de la tecnología hubiera vuelto al ojo de la cámara una mirada natural.
-Sí, ¿y sabés quién me dijo esto? Mi madre. A ella la había impactado mucho el capítulo del cura, y me dice “mirá que bien trabaja”. Entonces le aclaré que no era un actor y ella me contesta: “ya lo sé, pero date cuenta de que toda esta tecnología, todas estas cosas están para que todo sea natural. Hoy habrá gente más tímida o menos tímida, pero todos se sienten bien frente a una cámara.” Tiene razón.
-¿Qué es lo que fuiste a buscar en la noche?
-Traté de encontrar una mirada, porque no hay una sola manera de ver a esa gente. Y en el que labura de noche a veces hay tristeza, porque no dejan de estar trabajando. Muchos de los que ocupan la noche son madres sin marido, único sostén de hogar, que trabajan toda la noche y vuelven cuando los hijos se preparan para el colegio. Y un chico no deja de necesitar a su papá o a su mamá. Entonces la vida sigue: tenés que lavar la ropa o las actividades que todos hacemos en casa. ¿Cuándo se van a acostar?
-Son vidas a contra turno.
-A contra natura, a veces. Aunque hay gente que disfruta la noche. Hay una chica en el capítulo 2, una costurera. La descubrí caminando por la calle, mientras buscaba un clima estético, esa cosa que los carteles de YPF le dan a las estaciones de servicio y los playones a la noche: la luz blanca azulada, con algo de amarillo, una luz metálica. Y un día caminando por Colegiales en invierno, cuando ya había bajado el sol, me encuentro con esa luz en una ventana. Me asomo y veo un taller de costura. Toco la puerta y aparece una chica. Le explico lo que necesito y ella enseguida me da su tarjeta y me dice “no tengo problema, vení cuando quieras”. ¿Ves? Mi mamá tenía razón.
-¿Qué otros oficios elegiste para trabajar?
-Un maquinista de tren y después de verlo trabajar no puedo echarle la culpa de lo que pasó en Once al pibe que conducía. Yo estuve con la cámara haciendo un recorrido completo con él y es un trabajo de una responsabilidad enorme. Sin embargo el tipo se baja del tren y se va a su casa a dormir. El tipo ama los trenes, pertenece a La Fraternidad y está casado con una chica que pertenece al otro gremio, porque es boletera. Vos lo ves con un discurso tan amoroso respecto de su trabajo mientras va manejando y te das cuenta de que realmente ama lo que hace.
-Muchas veces el trabajo nocturno, por el carácter mismo de la noche, acaba vinculado al imaginario de lo sórdido que también vive allí.
-Sin embargo te digo que es más peligroso el viaje en tren de las 8 de la mañana, cuando la gente por llegar a cualquier costo termina colgada de los estribos. A la noche puede ser territorio del delito, pero hay guardia. Por eso lo que a mí me interesó siempre es la mirada de la noche desde la ensoñación, la mirada perdida del que vuelve a la madrugada. La idea de esos trabajadores como sueños de la noche, eso es lo que quise retratar.
-¿Hay alguno de los relatos que te haya impactado especialmente?
-El médico de guardia de frontera en Calzada, donde un hospital de guardia es el Far West. Ahí no llega el tipo que se intoxicó con el pollo: el que cae ahí se intoxicó con balas, o por toxicomanía. Hicimos el retrato pero sin llegar a esa cosa movilera de programa sensacionalista. La idea es tocar las cosas, acariciar ciertos detalles pero sin caer en la impostación.

En el capítulo que se estrena en el día de hoy, Bellotti visitó la redacción de Tiempo Argentino, para tocar, como él dice, la realidad de los oficios que colaboran en la labor de escribir, realizar y hacer llegar un diario hasta la gente.

-El capítulo dedicado a los periodistas es mucho más lineal, porque lo trabajé a partir de una línea de pensamiento partiendo desde la voz en off. Además se trata de un ejemplo paradigmático, porque en el proceso de hacer un diario casi está el ABC del trabajo nocturno: cómo se piensa, cómo se crea, cómo se imprime y se distribuye al otro día. En ese capítulo se ve el amor con que cada uno hace su parte, desde el que escribe o el que imprime, hasta el canillita medio despistado que en bicicleta se encarga de ir a repartir.
-En tu relato se intuye una mirada un poco romántica.
-Es que sí, estoy fascinado. Romántica sí, pero también melancólica, como es la noche. Quise trabajar los relatos como si fueran novelitas de Manuel Puig, a quien admiro muchísimo, desde el punto de vista de encarar cierto folletín.
-Existe una tradición en este tipo de crónica televisiva, que viene de los trabajos en los años 80 de Fabián Polosecki, pasando por lo que más tarde hicieron Juan Castro o Gastón Pauls. ¿Cómo se inserta tu trabajo en esa tradición?
-Intentamos tocar determinados personajes, no para investigar su vida, sino porque laten. La postura de esos personajes frente al lugar en el que están ya de por sí entrega una definición de lo que es la noche. Entonces se trata de describir la noche a partir de una mirada, del silencio. Y si hubiera puesto un narrador se hubiera convertido necesariamente en protagonista y para ser protagonista tenés que haber hecho la investigación vos. Porque es necesario establecer un vínculo de confianza que te permita lograr lo máximo de cada situación
-Después de este trabajo, ¿qué es para vos la noche ahora?
-Ahora creo que la noche no tiene nada de bohemia: la noche es bohemia cuando te tomaste dos tragos, la noche es bohemia para el que la puede pagar. La noche para el que labura es otra cosa.


Mientras los otros duermen, cuya producción estuvo a cargo de la Secretaría de Cultura de la Nación a través de su Centro de Producción e Investigación Audiovisual (CePIA), se repite el sábado a la 1:30 y el domingo a las 4:30 de la mañana. Los capítulos pueden descargarse completos y de forma gratuita desde la página de Canal Encuentro.

Entrevista publicada originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.

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