lunes, 24 de junio de 2013

LIBROS - "Encerrados toda la noche", de Matías Orta: Las sombras de John Carpenter

Muchos de los mejores y más populares directores de la historia del cine comenzaron sus carreras haciendo cine fantástico, sobre todo películas de terror. Para probarlo se puede mencionar a Francis Ford Coppola, que debutó con Dementia 13, producida por el amo del cine Clase B Roger Corman; o Steven Spielberg, que antes de triunfar con Tiburón y ET comenzó su carrera con Reto a muerte, una road movie de terror de bajísimo presupuesto. 
Más o menos para la misma época empezaba a filmar un director tan importante como los mencionados, pero cuyo nombre nunca terminó de dar el salto a la alfombra roja, justamente por haber construido su obra completa dentro del cine fantástico, sobre todo dentro del terror y la ciencia ficción (o la combinación de ambos), géneros que, vaya paradoja, son despreciados con el rótulo de "populares". No hay dudas de que el nombre de John Carpenter es reconocido. Si no lo es él, seguro lo son sus películas, que justifican su rango de director de culto: Noche de Brujas; Escape en Nueva York; El enigma de otro mundo o En la boca del miedo. Responsable de mantener vivo el fuego de un cine Clase B de calidad, puede decirse que Carpenter es responsable de que esos géneros menospreciados puedan seguir siendo pensados como espacios válidos para la creación artística. Desde ahí, ha sabido construir una obra con espíritu de artesano (no por nada su apellido puede ser traducido como Carpintero), que a esta altura debe ser reconocida como clásica. Sobre ese director fascinante, el periodista y crítico cinematográfico Matías Orta ha escrito su libro Encerrados toda la noche, en el que intenta penetrar en las profundas grietas del cine del Maestro. En sus páginas, Orta no sólo acierta en profundizar sobre los textos cinematográficos de Carpenter, sino que revela cómo estos consiguen ser oportunas lecturas de la realidad, sin perder nunca su carácter esencial de ficción y entretenimiento.
"Siempre fui fanático de Carpenter. Desde que vi Noche de Brujas, a los 8 años, nunca dejé de ver sus películas. En esa época comencé a ver mucho cine de terror y enseguida supe que las pelis de Carpenter eran garantía de algo copado", confiesa Orta, revelando el mecanismo de la cinefilia proletaria de quienes se formaron cinematográficamente frente al televisor. "Siempre pensé que Carpenter es uno de esos directores que merecen un libro y lo tenía como un proyecto a futuro. Hasta que los responsables de la editorial Cuarto Menguante me contactaron para escribirlo y no pude resistirme. Pienso que debe ser algo del destino, si existe, haber podido concretar un libro sobre uno de los directores más importantes del cine que también es un ídolo de mi infancia." Encerrados toda la noche incluye una entrevista exclusiva a John Carpenter y un emotivo prólogo de Israel Adrián Caetano, carpenteriano confeso, y director de la serie de televisión Tumberos, y de películas notables como Un oso rojo.
  

–¿Por qué Carpenter se convierte en un director de culto respetado por cinéfilos y colegas, siendo que se dedica a construir un tipo de relato que suele considerarse menor?
 –Porque cuenta historias simples, pero no simplistas, historias atemporales que puede entender cualquiera. Pero debajo de esa narración sencilla, clara y directa, siempre hay un subtexto poderoso. Son las cualidades del mejor cine clásico, representado por grandes como Alfred Hitchcock, John Ford y Howard Hawks. Carpenter es uno de los últimos grandes narradores clásicos.
–¿Y entonces por qué que se menosprecia ese tipo de cine?
–Porque es un cine popular, y lo popular suele ser considerado menor, sobre todo por los críticos y cineastas más veteranos, que tienen predilección por el cine europeo más serio y piensan que eso es lo único importante. La simpleza de una historia clásica suele ser denostada, más cuando se trata de terror, ciencia ficción o fantasía. Pero el panorama cambió, porque las nuevas generaciones se criaron con Spielberg o Zemeckis, mirando pelis en VHS y no en cineclubes. La variedad y el cine al alcance de todos permitieron una apertura mental que ayudó a revalorizar a genios antes despreciados y en donde Woody Allen puede convivir perfectamente con Chuck Norris.
–¿Cuánto tiene que ver el momento político que le tocó vivir a Carpenter en los '70 y los '80 con los temas de muchas de sus películas?
–Carpenter nació en 1948; durante su crecimiento Estados Unidos padeció una serie de sucesos que fueron minando el optimismo de la sociedad norteamericana: Guerra Fría, los asesinatos de los hermanos Kennedy y de Martin Luther King, todos impunes; Vietnam, Watergate... Y durante su carrera en los '80, Reagan estaba en el poder, con su violenta política exterior y su oda al capitalismo más desvergonzado. Carpenter es uno de los estadounidenses que perdieron la fe en sus mandatarios, por eso en sus películas hay una visión anarquista, en la que las autoridades son mostradas como corruptas o ineficientes. Eso se nota hasta en films como Noche de Brujas y Christine, donde los jóvenes quedan a merced del Mal porque las autoridades, empezando por los adultos, no pueden detener a la amenaza. Otras veces la crítica es más explícita, como en Fuga de Nueva York o Fuga de Los Ángeles (donde los presidentes de los Estados Unidos son idiotas o dementes) y Sobreviven. Ahí surgen antihéroes que representan al ciudadano descontento, dispuestos a batallar contra el sistema. 
–Hitchcock también era un director obsesivo con temas recurrentes, que alcanzó rango de prócer del cine construyendo desde géneros "menores". ¿Son casos comparables? 
–Hay mucho en común entre ellos. Para empezar, Carpenter lo tuvo como profesor cuando estudiaba cine y no puede dejar de mencionarse que puso como protagonista de Noche de Brujas a Jamie Lee Curtis, hija de Janet Leigh, la rubia que moría en la ducha de Psicosis. Y que luego las juntó a ambas en La niebla. Lo genial de Hitchcock es que supo ser fiel a sí mismo, a sus obsesiones más retorcidas, sin jamás dejar de entretener. Todo eso también es posible verlo en Carpenter. Pese a la diferencia de época y de imaginería, ambos son parte de lo mejor del cine clásico.
–¿Cuál es el legado que le dejará Carpenter al cine?
–Carpenter creó clásicos, no sólo del cine fantástico sino en general. Creó personajes icónicos, como Michael Myers, el asesino de Noche de Brujas. Inventó subgéneros, como el Slasher. Sus trabajos originaron copias, parodias e imitadores. Y pesos pesados de la talla de Quentin Tarantino nunca disimulan la influencia de ese maestro del cine que es John Carpenter. 

Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.

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