lunes, 17 de febrero de 2014

ENTREVISTAS - "Queremos tanto a Woody", muestra plástica de Hugo Echarri: Homenajear una obra, no un hombre

Parecía el mejor momento para homenajear a Woody Allen. El estreno de su última película, Blue Jasmine, había conseguido reunir la aprobación de la crítica y el público como no lo había hecho ninguno de sus trabajos en los últimos 20 años. Mientras el director volvía a ocupar un lugar de privilegio entre los grandes creadores del cine contemporáneo, casi al mismo tiempo el artista plástico Hugo Echarri anunciaba en Buenos Aires su muestra Queremos tanto a Woody, a realizarse en el Centro Cultural Borges. En ella reuniría una serie de cuadros, instalaciones y otros trabajos inspirados en la filmografía del estadounidense. Porque hasta ahí era un buen momento para homenajear a Woody y sus películas.
Entonces, el efecto mariposa: esa súbita exposición en el presente ocasionó que el pasado del prestigioso director volviera para arrojarse sobre él, exigiendo la verdad. Dylan Farrow, hija adoptiva de Allen con la actriz Mia Farrow, publicó hace menos de un mes una carta en la que acusa al director de haber abusado sexualmente de ella cuando todavía era una niña. Dicha acusación había sido parte del juicio de divorcio entre Farrow y Allen en 1992, cuando este comenzó una relación sentimental con Soon Yi Previn, hija adoptiva de Farrow. Pero luego de varias pericias, la justicia no encontró motivo para declararlo culpable. Sin embargo, casi 20 años más tarde, una Dylan ahora adulta ratificaba su traumática experiencia y volvía a acusar a Allen. A partir de ahí todo el mundo tomó una posición al respecto y de golpe dejó de ser un buen momento para celebrar cualquier cosa que tuviera que ver con él. 
A pesar de la inesperada vuelta de tuerca en la vida del director de Annie Hall, Echarri decidió mantener su muestra porque, según explica, no representa la celebración de una persona, sino de una obra. "Nunca pensé en suspender la muestra y para eso tengo muy en cuenta dos cosas", explica el artista plástico. "Creo que la obra de cualquier artista, una vez que nace, es como una entidad independiente, autónoma del creador. Por otra parte, por lo que pude saber a través de las noticias, la denuncia nunca se probó y surgió en el marco de una separación de pareja muy dolorosa y controvertida. En cambio, como dije a los portales extranjeros, la obra de Woody Allen, que en definitiva es el eje de mi muestra, está ampliamente probada y reconocida." Curada por Diana Saiegh y Virginia Fabri, la muestra sin embargo comenzó a gestarse bastante tiempo antes de que el escándalo explotara. "Como artista plástico, me gusta trabajar con series y normalmente trabajo en varias al mismo tiempo", dice Echarri. "El año pasado presenté con mucho éxito de público e interés periodístico la serie Plegaria para el Gauchito Gil. Para ese entonces ya tenía bastante avanzada esta serie que presento ahora y que titulé Queremos tanto a Woody", cuenta.

 –¿Por qué elegiste a Woody Allen como modelo?  
–Generalmente, todas mis series están basadas en un concepto o eje que articula toda la obra plástica –trabajo con pinturas, dibujos, instalaciones, escultura y video-instalaciones–. En este caso, la idea fue hacer un homenaje al cine. Soy amante del cine y principalmente del cine de autor. Me gustan directores como Fellini, Kurosawa, Bergman, los hermanos Taviani y los Cohen y, por supuesto, Allen. Entre los directores vivos con larga trayectoria me quedé con Woody, entre otras cosas porque, además de gustarme mucho, tiene una extensa filmografía, lo que me permite contar con mucho material y una variada gama de personajes y perfiles plásticos.  
–¿Qué es lo que más admirás de él como artista?  
–Entiendo que Woody en sus películas, un poco a la usanza de Bergman, bucea en el alma del individuo, en su relación con sus semejantes y su actitud frente a la vida. No ha dejado tema sin tocar: la enfermedad, el sexo, la pareja, la amistad, la competencia, el rol del trabajo, la falta de principios, la incomunicación, etc. Y siempre lo ha hecho con una gran cuota de humor ácido e inteligente, e ironía, lo que hace a sus films más llevaderos.  
–¿Tuviste oportunidad de comunicarte con él o de acercarle alguna muestra de tu trabajo?  
–Hace unas semanas le envié una carta a través de sus agentes, poniéndolo al tanto de la muestra, pero no sé si la recibió. De todos modos, supongo que por la difusión que le han dado a la muestra portales informativos de EE UU así como el New York Daily News, bien podría conocer la existencia de la muestra.
–¿De qué forma concreta se relaciona tu trabajo con la obra de Allen?  
–La conexión es total. La muestra Queremos tanto a Woody se compone de treinta obras plásticas y más de veinte video-instalaciones, de las cuales 18 obras plásticas, una instalación y cuatro video-instalaciones surgen directamente de fotogramas de sus películas. Entre ellas: Bananas, El dormilón, Annie Hall, Zelig, Maridos y esposas, Interiores, Días de radio, Hannah y sus hermanas y muchas otras de la amplia filmografía de Allen. Mi método de trabajo fue utilizar esos fotogramas para hacer bocetos digitales que luego llevé a diferentes soportes, como tela, papel, cartón, madera o video. Sólo dos de las casi 50 obras exhibidas no tienen relación con la filmografía, y tres se relacionan con ella de forma indirecta, a partir de sus vínculos con Ingmar Bergman, Groucho Marx y Sigmund Freud, figuras cuya influencia es notoria en el cine de Allen.  
–¿Replanteaste la relación personal que tenés con la obra Woody Allen a partir las recientes acusaciones de su hija?  
–Creo que la controversia pone en cuestión justamente el vínculo entre la obra y la vida personal de los artistas desde una visión filosófica, donde se amalgaman lo ético y estético. Todos deseamos que el artista, cualquier artista, sume a su excelencia estética la excelencia personal. Y hay muchos artistas que lo consiguen: te pongo como ejemplo a Mark Chagal o Vinicius De Moraes. Pero hay otros, como Céline o Caravaggio, que han hecho obras importantes, pero sin duda han sido seres humanos totalmente alejados de la virtud moral.  

Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.

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